martes, julio 01, 2008

Despedida


Este blog se me ha quedado obsoleto: lo empecé hace ya dos largos años, queriendo contar cuentos, es decir, sin nada que contar. Creo que ahora los temas que trato han dejado de corresponderse con el formato. Además, corro el peligro de anquilosarme en el blogspot, que es un modelo muy intuitivo.


Por todo ello me he pasado a wordpress. Es un modelo distinto, más original, menos intuitivo, y con más recursos: creo que a la larga merecerá la pena (a la larga es cuando empiece a saber usarlo: de momento no hago más que liarla.)


Pues eso, a mis pobres ancianitas que aun me leen les tengo que cambiar la dirección: me voy a otro mundo: no soy un cuentista: quiero ser un periodista. Y un periodista vale lo que valga su mensaje. Y yo quiero tener algo que contar.


Ahora sí, me despido.


Buenas noches.
Mi nueva dirección: www.gilkacuentos.wordpress.com

jueves, junio 19, 2008

LA MUERTE "dulce"


Hace aproximadamente ocho meses, en el foro que montamos los de 1ºC de Periodismo, alguien me retó en un debate a que expusiera mi opinión sobre la “eutanasia”. En aquel momento rehusé tal proposición. Creo que ha llegado el momento de darla a conocer –o más bien, argumentarla: mi opinión es de sobras conocida-.

Me gusta partir siempre del mismo punto; la dignidad del ser humano como tal. ¿De dónde su dignidad? ¿Qué nos diferencia de una rata, de un ciervo o de una bacteria? Todos los citados son seres vivos, y, en concreto, dos de ellos, primos hermanos nuestros -en cuanto a que son mamíferos, se entiende-. Entonces, ¿De dónde nuestra dignidad? ¿Por qué existe una declaración de derechos del hombre y no una del ciervo, de la rata o de la bacteria?

No me estoy yendo por las ramas, ni me voy a incluir entre los miembros de la protectora de animales, dado que creo haber llegado a una solución para ese dilema: el hombre tiene una dignidad especial en cuanto a que es capaz de autoposeerse, y en cuanto a que puede concebirse y conocerse.

Un ser vivo –poned el que queráis; desde el chimpancé hasta el protozoo más rudimentario- sólo existe en cuanto a que es parte de un medio, y su vida consiste y se engloba en las relaciones que mantiene con su entorno.

El hombre no. El ser humano, por definición es un ser con “vida interior”, si podemos llamarlo así: tiene una vida íntima, personal, capaz de pensarse y representarse.

Espero no estar siendo muy espeso; ahora paso al argumento firme: el homicidio es un delito grave porque cortas una vida de la que no eras dueño: porque todo hombre, por el mero hecho de ser hombre ha de ser dueño de sí. (De ahí también el derecho primordial a ser libre.)

Como sabemos desde que Kant lo promulgara hace ya varios siglos, los derechos y normas morales han de establecerse en términos universales: lo que es bueno para todos es bueno para cada uno, y viceversa.

Pues bien: ¿Qué es la eutanasia? Cortar las vías ordinarias que permitirían al afectado seguir viviendo –ya sea por dejar de suministrarle comida o por inyectarle un veneno mortal-, con la “excusa” –permitid el entrecomillado- de que “lo está pasando mal”, de que no se puede valer por si mismo, o incluso, de que “si fuera consciente así lo querría”.

A mi juicio, el colmo de los despropósitos.

He aquí mi conclusión: el argumento principal pro-choice (por llamarlo de alguna manera) esgrime esa libertad inherente del individuo: si decide “dejar de sufrir”, tenemos que respetar su decisión, y ayudarle a cumplir sus deseos, dado que, si el pudiera, se quitaría la vida. Y te dirán además que lo hacen “por amor”: no podían negarse a su última voluntad, con lo que le querían.

1º Dudo mucho de que, si su última voluntad fuese el suicidio comunitario de su familia (qué se yo, hay gente “pa’tó”), le hicieran el suficiente caso como para que muriese feliz.

2º En el 90% de los casos el sufrimiento se refiere a un dolor físico, ya sea por una enfermedad muy dolorosa o por una discapacidad (véase Ramón Sampedro, en “Mar adentro”). Si tu amigo del alma no tiene un dolor físico especial, pero sí una depresión muy grande, y te da un arma para que le dispares, argumentando que no quiere seguir viviendo pero que no tiene valor para matarse, ¿Lo harías? Si respondes que no: ¿Por qué discriminar el dolor psicológico? Si piensas que sí lo harías, espero –no te ofendas- no tenerte nunca como amigo/a.

3º Viene enlazado con el anterior, y aparece con cierta frecuencia –tampoco demasiada- en los medios. Un hombre o una mujer, se suben a lo alto de un edificio y amenazan con suicidarse. A veces piden algo a cambio, otras veces no. ¿Qué hace la gente? ¿Le da ánimos en plan tu puedes chavalote, venga, es un pasito nada más y vas a dejar de sufrir? ¿O llaman a los bomberos, que se afanan por rescatarlo? Y nadie protesta en la opinión pública porque no se haya respetado su derecho a quitarse la vida. Y, ¿Por qué? Porque ese derecho NO EXISTE.

Si se legalizase la eutanasia se legalizaría el asesinato, el suicidio, y sería un coladero perfecto para un montón de médicos plutócratas de toda índole -¿Quién va a comprobar que el pobre ancianito con millones en la cuenta, no ha pedido una muerte, porque ya estaba cansado? Una opción es pedir su consentimiento por escrito y ante notario: podemos crear una nueva figura jurídica: la del notario mortuorio, o mortal, que suena así más rimbombante. O podemos pasar a la ley de nuestro estimado amigo germano Adolfo: Todos los discapacitados, los mayores de X años y tal… A la cámara de gas.

No sé porqué, ninguna me parece una solución viable.
fotos: mano de enfermo agarrada
Ramón Sampedro (Javier Bardem) Portada de la Película Mar adentro.
D. Luis de Moya, sacerdote tetrapléjico. Tiene varias páginas webs y ha escrito varios libros con la lengua.

martes, junio 10, 2008

ONCE


He visto este sábado una película monumental. Su nombre: ONCE. Su origen: irlandés. Sus credenciales: el festival de Sundance.


Apabullante, de principio a fin. Sólo voy a poner eso.


Un reparador de aspiradoras irlandés que toca la guitarra en la calle en sus ratos libres para sacarse unas perras, conoce por casualidad a una checa que vende flores en la misma calle en la que él toca.

Descubre que la chica toca el piano y no canta mal... Y el resto os lo dejo a vosotros.
Vedla. Merece la pena.

miércoles, mayo 28, 2008

Julián Marías- SOBRE EL ABORTO


es un poco arduo, pero me gustó. Aquí mi segundo artículo pro-life: el texto, íntegro de ABC, no se la fecha.
LA espinosa cuestión del aborto voluntario se puede plantear de maneras muy diversas. Entre los que consideren la inconveniencia o ilicitud del aborto, el planteamiento más frecuente es el religioso. Pero se suele responder que no se puede imponer a una sociedad entera una moral «particular». Hay otro planteamiento que pretende tener validez universal, y es el científico. Las razones biológicas, concretamente genéticas, se consideran demostrables, concluyentes para cualquiera. Pero sus pruebas no son accesibles a la inmensa mayoría de los hombres y mujeres, que las admiten «por fe»; se entiende, por fe en la ciencia.Creo que hace falta un planteamiento elemental, accesible a cualquiera, independiente de conocimientos científicos o teológicos, que pocos poseen, de una cuestión tan importante, que afecta a millones de personas y a la posibilidad de vida de millones de niños que nacerán o dejarán de nacer.Esta visión ha de fundarse en la distinción entre «cosa» y «persona», tal como aparece en el uso de la lengua. Todo el mundo distingue, sin la menor posibilidad de confusión, entre «qué» y «quién», «algo» y «alguien», «nada» y «nadie». Si se oye un gran ruido extraño, me alarmaré y preguntaré: «qué pasa?» o ¿qué es eso?». Pero si oigo unos nudillos que llaman a la puerta, nunca preguntarés «¿qué es», sino «¿quién es?».Se preguntará qué tiene esto que ver con el aborto. Lo que aquí me interesa es ver en qué consiste, cuál es su realidad. El nacimiento de un niño es una radical «innovación de la realidad»: la aparición de una realidad «nueva». Se dirá que se deriva o viene de sus padres. Sí, de sus padres, de sus abuelos y de todos sus antepasados; y también del oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el carbono, el calcio, el fósforo y todos los demás elementos que intervienen en la composición de su organismo. El cuerpo, lo psíquico, hasta el carácter, viene de ahí y no es rigurosamente nuevo.Diremos que «lo que» el hijo es se deriva de todo eso que he enumerado, es «reductible» a ello. Es una «cosa», ciertamente animada y no inerte, en muchos sentidos «única», pero al fin una cosa. Su destrucción es irreparable, como cuando se rompe una pieza que es ejemplar único. Pero todavía no es esto lo importante.«Lo que» es el hijo puede reducirse a sus padres y al mundo; pero «el hijo» no es «lo que» es. Es «alguien». No un «qué», sino un «quién», a quien se dice «tú», que dirá en su momento «yo». Y es «irreductible a todo y a todos», desde los elementos químicos hasta sus padres, y a Dios mismo, si pensamos en él. Al decir «yo» se enfrenta con todo el universo. Es un «tercero» absolutamente nuevo, que se añade al padre y a la madre.Cuando se dice que el feto es «parte» del cuerpo de la madre se dice una insigne falsedad porque no es parte: está «alojado» en ella, implantado en ella (en ella y no meramente en su cuerpo). Una mujer dirá: «estoy embarazada», nunca «mi cuerpo está embarazado». Es un asunto personal por parte de la madre. Una mujer dice: «voy a a tener un niño»; no dice «tengo un tumor».El niño no nacido aún es una realidad «viniente», que llegará si no lo paramos, si no lo matamos en el camino. Y si se dice que el feto no es un quién porque no tiene una vida personal, habría que decir lo mismo del niño ya nacido durante muchos meses (y del hombre durante el sueño profundo, la anestesia, la arteroesclerosis avanzada, la extrema senilidad, el coma).A veces se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: se dice que es la «interrupción del embarazo». Los partidarios de la pena de muerte tienen resueltas sus dificultades. La horca o el garrote pueden llamarse «interrupción de la respiración», y con un par de minutos basta. Cuando se provoca el aborto o se ahorca, se mata a alguien. Y es una hipocresía más considerar que hay diferencia según en qué lugar del camino se encuentre el niño que viene, a qué distancia de semanas o meses del nacimiento va a ser sorprendido por la muerte.Con frecuencia se afirma la licitud del aborto cuando se juzga que probablemente el que va a nacer (el que iba a nacer) sería anormal física y psíquicamente. Pero esto implica que el que es anormal «no debe vivir», ya que esa condición no es probable, sino segura. Y habría que extender la misma norma al que llega a ser anormal por accidente, enfermedad o vejez.

Y si se tiene esa convicción, hay que mantenerla con todas sus consecuencias; otra cosa es actuar como Hamlet en el drama de Shakespeare, que hiere a Polonio con su espada cuando está oculto detrás de la cortina. Hay quienes no se atreven a herir al niño más que cuando está oculto -se pensaría que protegido- en el seno materno.Y es curioso cómo se prescinde enteramente del padre. Se atribuye la decisión exclusiva a la madre (más adecuado sería hablar de la «hembra embarazada»), sin que el padre tenga nada que decir sobre si se debe matar o no a su hijo. Esto, por supuesto, no se dice, se pasa por alto. Se habla de la «mujer objeto» y ahora se piensa en el «niño tumor», que se puede extirpar como un crecimiento enojoso. Se trata de destruir el carácter personal de lo humano. Por ello se habla del derecho a disponer del propio cuerpo. Pero, aparte de que el niño no es parte del cuerpo de su madre, sino «alguien corporal implantado en la realidad corporal de su madre», ese supuesto derecho no existe. A nadie se le permite la mutilación; los demás, y a última hora el poder público, lo impiden. Y si me quiero tirar desde una ventana, acuden la policía y los bomberos y por la fuerza me lo impiden.El núcleo de la cuestión es la negación del carácter personal del hombre. Por eso se olvida la paternidad y se reduce la maternidad a soportar un crecimiento intruso, que se puede eliminar. Se descarta todo uso del «quién», de los pronombres tú y yo. Tan pronto como aparecen, toda la construcción elevada para justificar el aborto se desploma como una monstruosidad.¿No se tratará de esto precisamente? ¿No estará en curso un proceso de «despersonalización», es decir, de «deshominización» del hombre y de la mujer, las dos formas irreductibles, mutuamente necesarias, en que se realiza la vida humana? Si las relaciones de maternidad y paternidad quedan abolidas, si la relación entre los padres queda reducida a una mera función biológica sin perduración más allá del acto de generación, sin ninguna significación personal entre las tres personas implicadas, ¿qué queda de humano en todo ello? Y si esto se impone y generaliza, si a finales del siglo XX la Humanidad vive de acuerdo con esos principios, ¿no habrá comprometido, quién sabe hasta cuándo, esa misma condición humana? Por esto me parece que la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en este siglo que se va acercando a su final.

Sobre la vida y la muerte



No es que esté filosofando; es que me acabo de dar cuenta de que nunca he dedicado un artículo a este tema. Y como llevo tres horas y media -seguidas, ¿Eh?- estudiando Historia Universal, pues he decidido poner mis pensamientos por escrito, sin los complejos propios del PePero que soy, mal que me -¿nos?- pese.

Que conste que, en este caso, he escogido la foto menos dura de todas las que salían en google en la primera pasada.

No puedo evitar estar con Julián Marías en varias cosas. Entre ellas, su famosa respuesta de “¿Cuál es el gran mal que asoló el siglo XX?”

Repasemos antes de dar a conocer la opinión del afamado filósofo: dos guerras mundiales, millones de muertos, campos de exterminio –nazis y comunistas- guerras y más guerras, conflictos raciales, pobreza extrema, inaniciones, capitalismo, hambre… Pues no. La respuesta de Julián Marías fue muy otra: “el gran mal que ha asolado la a la humanidad en el siglo XX ha sido sin duda la liberación del aborto”.

Que me llamen retrógrado, que me llamen carca, que me llamen antisocial y antiprogreso; me da igual. Yo sólo sé lo que he visto –parafraseando a León Felipe-, y he visto; que yo no tenía que estar aquí –si esa maldita ley se hubiese aplicado conmigo- y hoy estoy.

En efecto, en las primeras ecografías, el niño que esperaba doña Beatriz aparecía con una cabeza extremadamente grande, “posiblemente deforme” argulló el médico. Motivo más que justificable para abortar, en aquel lejano 1989. Y, ¿Qué pasó?

Que MI MADRE DIJO SÍ. Así, sin florituras.

He pensado en esto muchas veces. No sólo porque el médico se equivocara en el diagnóstico –deforme, lo que se dice deforme, tampoco soy; sólo un poco feote-, sino por el hecho de que mi madre estuviese dispuesta a tener un hijo que iba a ser una carga casi toda la vida. Le daba igual.

El problema, concluyo, es el Amor. Sí, Amor, con mayúscula: no el sentimiento de “jo, esque estoy guay contigo y me siento super-realizado/a a tu lado”, sino el saber donarse, el no darse importancia; parafraseando a un santo: saber tirarse al suelo para que los demás pisen blando. Ése es el Amor que yo defiendo. Y no es necesario creer en Dios para llevarlo a cabo. En realidad, justo lo contrario: hay que matar a un dios para realizarlo: el propio dios que cada uno tiene en sí mismo; el dios del Yo, Mí, Me, ConMigo. Y hasta que ése dios no haya muerto, la religión no volverá a ser lo que fue, el hombre no volverá a ser lo que fue, y la sociedad no volverá a ser lo que fue. Y acabaremos –si no lo remediamos- cumpliendo con lo dicho por Nietzsche de Platón: La caverna está cerrada; sólo pisando al que tienes abajo llegarás tú un poco más alto.

He aquí mi pensamiento. He aquí mi primer artículo escrito con las visceras. He aquí una denuncia que considero sensata. He aquí, nuestro porvenir.

martes, abril 15, 2008

que trata sobre el amor, y las diferentes formas que puede llegar a tomar tan singular fenómeno entre los que se dicen seres racionales de este mundo.

Este texto me lo envió un amigo mío italiano, en plan reflexión personal. Si bien no diré su nombre, como me gustó mucho, lo voy a publicar. Le he cambiado algunas expresiones que, por ser transalpino, no había escogido bien el chaval, pero nótese mi envidia: ¡Ya quisiera yo escribir en italiano como el maneja el español!
No se acostumbren las cuatro o cinco viejas que aun me aguantan a fotos y artículos melosetes: éste, ya lo aviso, es una absoluta escepción:
"En 2001 salió a las salas de cine “Moulin Rouge” la obra maestra de Baz Luhrmann. La película contaba la historia extremadamente romántica entre una prostituta del teatro parisino que da nombre al film y un guionista que trabajaba en el mismo lugar. Muchas críticas han subrayado las maravillosas canciones, las fantásticas escenografías o los espectaculares bailes que caracterizan el film. Además el fuerte amor que une a los protagonistas reina a lo largo de toda la historia, confiriéndole unos matices novelescos.

Es curioso como, a pesar de todo, lo que más llamó mi atención era una simple frase pronunciada por el amante en el momento culmen de la obra, que me pareció más significativa que todas las esceneografías y bailes: “The greatest thing you will ever learn, is just to love, and be loved in return”, pocas palabras pero con un significado particularmente intenso: “lo más grande que podrás aprender es sólo amar y ser amado de vuelta”. Tal vez con poco más de doce años mi cabeza aún era demasiado pequeña para recibir unos conceptos tan fuertes pero han pasado siete años desde que la vi por primera vez, y creo que he aprendido a valorarla mejor.
Difícilmente podré olvidarme de ella.

En efecto, creo que todo ser humano, en su larga búsqueda hacia la felicidad, necesita amar y ser amado; amar a su pareja, a sus padres, a sus amigos, a su Dios o a su familia. Y es extraño ver como el ser humano, el ser más racional de esta Tierra, es el único capaz de amar, cuando el amor en sí no es nada racional. Es fácil notar que un amor condicionado a alguna característica no sería amor verdadero, equivaldría a decir: “te amo sólo si tú...”, y el amor verdadero no tiene condiciones, no depende de algo concreto. Sin embargo a la vez si lo pensamos bien toda conducta humana racional posee una causa, o en otras palabras, siempre que hacemos algo es por una causa, mas el amor no tiene causa concreta.

A lo largo de la historia de la humanidad numerorsos pensadores escribieron acerca del amor desde Platón "Donde reina el amor, sobran las leyes", pasando por Nietzsche "Hay siempre algo de locura en el amor; pero siempre hay algo de razón en la locura." y llegando hasta Wilde "La mujer nació para ser amada, no para ser comprendida". Es fascinante ver la importancia del amor, aunque en la actualidad hay mucho desengaño frente a él: el cantautor Joaquín Sabina ha llegado a afirmar: "El amor es el maquillaje del sexo". Ante esto no puedo más que expresar mi rechazo, pues el amor eleva los seres humanos a la divinidad, nos proporciona armas inhumanas, como por ejemplo el saber perdonar. El perdón es una de las formas de amar más fuertes que hay (en este ámbito modificaría la célebre frase de Aristóteles “El ser se dice de muchas maneras” para decir “El amor se dice de muchas maneras”), especialmente debido a su dificultad intrínseca. La mayoría de las personas no quieren perdonar. Perdonar significa despojarse del propio orgullo, bajar la propia dignidad, pero todo esto no debe entenderse en un marco burlesco sino en saber entregarse a la otra persona, en saberle decir: “no pasa nada, por ti te perdono, porque nuestro amor vale mucho más”.

En una sociedad donde los debates entre cristianos y laicos son cada vez más fuertes es oportuno ver lo que poseemos en común más que lo que nos divide y el valor del amor constituye el más importante punto de acuerdo. Cabe por lo tanto destacar esta cita del Nuevo Testamento: "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros." (Juan 13,34-35). Es importante tener claro el concepto de amor, porque es la cuna de la cultura occidental."

sábado, marzo 29, 2008


Hagamos memoria (o mejor, hagáis, mis lectores de más de 28 años…): 1980. Se está poniendo todo apunto para los Juegos Olímpicos que tendrán lugar ese verano en Moscú.

Mismo año: La U.R.S.S. invade Afganistán, ante las iras impotentes de occidente, que no es favorable a una invasión de ese calibre. Pataleta europea –como siempre-.

EE.UU: Decisión unánime en el congreso: no se va a tolerar a Rusia semejante invasión, y se decreta el boicot a los JJ.OO. Estados Unidos no asistirá al evento.

UE: Movimiento de naciones. El tan odiado imperio yankee ha dado el paso correcto y no se ha bajado los pantalones. Tensión. Se palpa.

Algunos países americanófilos deciden apoyar a U.S.A. Los demás van tomando posiciones.

En Rusia no se mueve nadie.

Epílogo:

Finalmente, Rusia no sacó sus tropas de Afganistán. Después de varios meses de lucha se vieron obligados a abandonar.

EE.UU y otros paises aliados no fueron a los Juegos. Los paises occidentales que asistieron, lo hicieron sin enseñas nacionales ni ningún distintivo en señal de protesta.

Rusia fue la gran vencedora en medallas olímpicas.

También ostenta el record en cuanto a boicot olímpico internacional se refiere.

No sé por qué hoy, no hacemos lo mismo. La economía no vale ninguna vida humana.

viernes, marzo 07, 2008

desordenando


Un mes sin publicar. Y nada nuevo que contar bajo el Sol. Bueno, puestos a contar, vamos a decir sandeces. El pasado miércoles vimos en clase cómo nos quedó nuestra primera experiencia en televisión. Muy gracioso. Y humillante -tampoco me viene mal-.

Además, estas tres últimas semanas han sido realmente de infarto: un análisis durante una semana de la sección de Internacional en el diario Levante, para Com. e info. escrita, y preparar una ponencia para el "Congreso Universitario Univ '08" sobre la libertad de expresión en China, y preparar la exposición en público en powerpoint, y que no funcione el video en que basas tu explicación...

Y el PP va a perder las elecciones. No es por ser cenizo, es por ir asimilándolo...

¡Y yo que confiaba en que Pedro J. tuviese un AS en la manga!

Han jugado bien sus cartas. Ganarán, supongo.

Siento el desorden. Para el Próximo día (Dios mediante, no muy alejado del mes, con respecto al día de hoy), publicaré lo que pienso del partido de Rosa Díez, UPyD. Ayer estuve en su ponencia en Derecho, con algunos amigos.

Conozco a alguien que va a ir de apoderado en las elecciones por este partido, así que prometo no pasarme, ni en alabanzas ni en insultos: estuvo bien. Y punto.